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Definir internet: la voz de las mujeres en las TIC depende de su formación en el área1

Introducción

Durante los últimos 20 años, el mundo de la tecnología ha ido avanzando a pasos de gigante, lo que nos ha cambiado completamente la manera de vivir. La tecnología se ha abierto paso en todos los aspectos de la vida cotidiana, desde el trabajo y el placer, hasta la vida personal, convirtiéndose en una herramienta indispensable, versátil y poderosa. Al igual que en otras áreas, las diferencias de género son muy notorias en el mundo de la tecnologías y se ve de forma clara y contundente que la presencia de las mujeres en este campo es muy baja en comparación con la de los hombres. Si no hay una participación equilibrada en la formación en tecnologías de la información y la comunicación (TIC), la voz de las mujeres no tiene capacidad de incidencia sobre las TIC del presente y no la tendrá en el futuro. Este informe se centra en la raíz del desequilibrio de género en cuanto a capacitación en TIC y en la consecuente ausencia de profesionales en TIC que hagan oir la voz de las mujeres en este campo. El informe se basa en varias entrevistas con mujeres profesionales en TIC, muchas de ellas integrantes del equipo de formación en diversas áreas de TIC de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) de Barcelona, España, una de las principales universidades españolas en formación en TIC.

Antecedentes

En varios sectores – gubernamental, ac adémico, etc – se han hecho esfuerzos y se han lanzado iniciativas diversas para acercar el mundo de las tecnologías a las mujeres. Si bien ha habido progresos en algunos aspectos, al mirar hacia atrás y comparar pasado y presente se nota que los logros no son suficientes. La situación actual está lejos de ser perfecta. Y lamentablemente, no es muy diferente de la que teníamos hace 20 años. Muchos de los proyectos e iniciativas que se llevan a cabo parecen aferrados al pasado y no evolucionan, lo que es muy desesperanzador cuando se piensa en el ritmo de cambio inicial del mundo tecnológico. La tecnología evoluciona muy rápido, mientras muchas iniciativas que se centran en la mujer aún están en su infancia. Cada año se repiten planes obsoletos (como la alfabetización digital) que han mostrado escasa eficacia.

La UPC ha invertido muchos años trabajando para multiplicar el número de mujeres que se embarcan en estudios del área de la tecnología. Una revisión de sus esfuerzos y los resultados obtenidos sirve para ver la evolución de la relación entre el género y la tecnología en nuestro país, al menos en el entorno académico.

Como el número de mujeres que estudian tecnología a nivel de grado en la UPC es mucho menor que el número de hombres, la universidad lanzó el “Programa de mujeres”, en 1996, con el fin de mejorar ese número y reducir la disparidad. Desde sus inicios, el Programa de mujeres ha puesto en marcha numerosas iniciativas para acercar la tecnología a las estudiantes mujeres y despertar su interés en las carreras tecnológicas. Sin contar al principio con criterios muy claros de cómo tratar el tema, los proyectos se implementaban en base a ensayo y error. Al principio, los programas eran más bien protectores y segregadores en cuanto a género, destacando las diferencias entre hombres y mujeres, y sin lograr que las mujeres dejaran de sentirse especímenes extraños en el sistema. Teniendo en cuenta el fracaso de es tas primeras iniciativas, los siguientes programas tendieron más bien a lograr la integración de las mujeres en términos igualitarios. Los proyectos actuales apuntan a proporcionar a las mujeres las herramientas necesarias y a mejorar el sistema de formación universitaria para que promueva el acceso y el progreso de las estudiantes. Se ofrecen programas de tutoría más personalizada, dirigidos a cubrir las necesidades de las mujeres, actividades que tienen en cuenta los intereses y las capacidades de las mujeres, y mejoras en el sistema de evaluación – que suele favorecer a los hombres, porque en general exaltan el tipo de evaluación en la que se dice que sobresalen los hombres, como los cuestionarios de múltiple opción, en lugar del tipo de pruebas en las que sobresalen las mujeres, como las que conllevan más narrativa y argumentación.

Hay que señalar que estos programas dan mejores resultados, pero no son un remedio milagroso. Los expertos y expertas consultados no se mostraron del todo seguros y hubo opiniones divergentes en cuanto a las razones que llevan a las mujeres a no decidirse por los estudios tecnológicos. Todos y todas concuerdan en la necesidad de realizar más investigaciones y profundizar más en el tema para encontrar los principales factores que influyen en esta decisión, y así poder desarrollar soluciones y marcos conceptuales más consistentes. Algunos de los factores en discusión tienen que ver con la tendencia natural de las personas a interesarse en ciertos temas, o con la idea de que las mujeres suelen ser más prácticas y “realistas” por naturaleza, o que tienen más empatía, o una mayor inclinación hacia las cuestiones sociales y las relaciones con las personas.

Si bien esas inclinaciones dependen claramente de las características y la naturaleza de cada individuo, y no del género, en general se observa que hay temas que interesan más a las mujeres, mientras otros las atraen muy poco, o no les interesan en absoluto. Lamentablemente, los temas de la tecnología no son atractivos para muchas mujeres. Algunas mujeres que se dedican a la tecnología creen que este es un mandato social. La falta de verdaderos ejemplos de mujeres que trabajen y tengan éxito en el campo tecnológico tampoco ayuda a mejorar la situación.

La naturaleza más práctica y pragmática de las mujeres las lleva a elegir estudios que se sienten más capaces de llevar hasta el final – en este sentido, tienden a evitar grandes riesgos a la hora de elegir. Suelen decidirse a estudiar carreras que tienen un camino definido de empleo en el futuro, cuyas oportunidades laborales son más amplias, más establecidas y más abundantes. Esto las lleva a elegir carreras establecidas y clásicas, cuyo camino de aprendizaje y empleo está bien definido, y en las que años de experiencia y ejemplos crean modelos de rol reproducibles. En el caso de los estudios en ciencias informáticas, el hecho de que evolucionen tan rápido hace que se requiera un enorme esfuerzo para mantenerse actualizado/a y tener una posición de liderazgo. El proceso de aprendizaje constante requerido hace que las mujeres sientan que no será fácil conciliar ese hecho con sus intereses personales y otros. Esto suele ir junto con la idea de que las mujeres en general tienen mayor empatía y más capacidad en áreas como las ciencias sociales.

Estas elecciones y percepciones refuerzan los desequilibrios en cuanto a la tecnología. De manera probablemente inconsciente, los hombres diseñan y desarrollan tecnologías de acuerdo con su visión del mundo, su carácter, sus intereses y sus fuerzas, sin tener en cuenta otras visiones, otros intereses, otras maneras de pensar. Esto genera una discriminación de género sutil. Pero no es necesariamente todo “culpa” de los hombres, se pueden encontrar desequilibrios en sentido contrario en otros sectores (por ejemplo, la salud y la educación infantil). Pero lo que hace que el desequilibrio en el sector de las tecnologías sea más relevante es el hecho de que éstas son cada vez más una parte intrínseca de nuestra vida. Una parte tan influyente del mundo que nos rodea, que no puede quedar sólo en manos de una parte de la población.

Si bien no es tarea fácil recuperar el equilibrio entre géneros, se ha vuelto aún más difícil porque por varias razones, las ciencias informáticas no tienen muy buena imagen. Entre los estudios tecnológicos, las ciencias informáticas están algo desprestigiadas y han adquirido un aire de “demasiado extremo y peculiar”. Las personas que se dedican a la informática suelen verse como, poco sociables o excesivamente competitivas. Estas características no suelen atraer al género femenino. Y también cabe decir que parte de su desprestigio recae, a pesar de ser una ciencia que se expande hacia varios campos y sectores de la vida y la sociedad, en la creencia común de que las ciencias informáticas son algo que todo el mundo conoce, o cree conocer. Este es un factor en contra al evaluar una posible área de formación, porque las oportunidades laborales y la posibilidad de “hacer carrera profesional” no quedan muy claras.

En este escenario, no es tarea fácil captar el interés de las mujeres hacia los estudios de informática. Sin embargo, hay algunas que están estudiando o estudiaron informáticas. Y, como característica distintiva y reveladora, los resultados académicos de esas mujeres muestran que, a pesar de ser pocas, se encuentran entre los estudiantes más sobresalientes de informáticas. Son buenas estudiantes, trabajan intensamente, son persistentes y suelen obtener muy buenas calificaciones.

Las estadísticas de la UPC2 muestran que durante el año académico 2010-2011, se matricularon 40 mujeres y 369 hombres en los cursos de informática (9,78% de mujeres y 90,2% de hombres). En el período 2011-2012, la disparidad fue aún mayor, ya que sólo 5,8% del estudiantado de ciencias informáticas estuvo compuesto por mujeres. Sin embargo, el porcentaje de mujeres que terminan sus estudios es superior al de los hombres. Las estadísticas son mucho mejores en relación a los estudios de segundo ciclo (equivalentes al grado de licenciatura), donde el número de mujeres aumentó hasta el 17% (2010-2011). En la UPC, los estudios de ciencias informáticas muestran el mayor desequilibrio entre hombres y mujeres, mientras que en el resto de los estudios tecnológicos la diferencia no es tan extremo. En otros estudios, las mujeres representan del 12% al 15% de los estudiantes matriculados/as en cursos de grado, como ingeniería en telecomunicaciones o ingeniería de sistemas electrónicos, y llega n a ser entre el 23% y el 25% en ingeniería de tecnología industrial, o de la construcción. Esta tendencia también se ve en los datos del Programa de Mujeres de la UPC. En un período de seis años, el número de mujeres que estudian tecnología experimentó algún aumento ocasional, pero en general se mantuvo estable o disminuyó. En el caso de los estudios de informática, hay una tendencia a la reducción. 3

Pasos a seguir

Queda claro que la situación actual no es muy buena, después de tantos años de implementar programas, esfuerzos e iniciativas a fin de incrementar el número de mujeres estudiantes de tecnologías. No sólo no han funcionado todos los esfuerzos, sino que más bien se registra un fracaso que debería servir al menos como catalizador para investigar las razones del desinterés de las mujeres por la tecnología y buscar posibles marcos conceptuales y soluciones más eficientes. Algunas mujeres profesionales en TIC creen que se debe resolver el problema desde la raíz y que hay que dedicarse a mejorar la formación científica, incluída en los programas de educación primaria y secundaria. Los estudios de informática y tecnología se están quedando relegados a un segundo plano y suelen estar en manos de personas que no son profesionales del campo, con todo lo que esto implica. Es importante mostrar a las chicas en la educación preuniversitaria cuáles son los caminos profesionales de la informática y la tecnología, y que vean la incidencia de esas profesiones en la mejora de la sociedad. Los profesores y profesoras de educación primaria y secundaria deben tener herramientas y el ambiente adecuado para guiar a sus estudiantes según las diferentes necesidades de género. También es importante fortalecer el rol de la sociedad en relación al acceso de las mujeres a la tecnología. El rol de las mujeres debe tener una mayor visibilidad y habrá que ejercer presión para que se equilibre la presencia de mujeres tecnólogas en nuestra sociedad. Se necesitan ejemplos visibles, que ayuden a las mujeres a asumir el desafío de participar en un campo cada vez más importante para todos los aspectos de la vida.

References

1 Queremos agradecerle a Eulàlia Formentí Famadas, de la Oficina de Sistemas de Información de la UPC, Aurea Libori Ramos del servicio de Comunicación y promoción de la UPC, Beatriz Otero Calviño del Departamento de Arquitectura de Computadores de la UPC, María Ribera Sancho Samso del Departamento de Ingeniería de Servicios y Sistemas de Información de la UPC, y a Eva Vidal López del Departamento de Ingeniería Electrónica.

2 Datos estadísticos de UPC para los años académicos 2010-2011 y 2011-2012.

3 Datos del Programa de mujeres de UPC, correspondientes al porcentaje de estudiantes mujeres en los centros de UPC. La información sobre estudios informáticos corresponde a la Escuela de Informática de Barcelona para los cursos académicos de 1996-1997 a 2001-2002.